3.ENTREVISTA:
MAGAZINE (El Mundo)
ENTREVISTA | PATRICIA CONDE Y ÁNGEL MARTÍN
«Ver programas del corazón puede ser perjudicial para la salud mental »
Son el azote de los tertulianos del corazón que critican y atacan cruelmente y sin pruebas a los famosos. Su espacio «Sé lo que hicisteis la última semana» se ha convertido en la joya de la corona de La Sexta. «Sólo pensamos en pasárnoslo bien», dicen.
Por Juan Carlos Rodríguez Fotografía de Luis de las Alas
A punto de cumplir un año en antena, Sé lo que hicisteis la última semana se ha destacado como el programa más visto de La Sexta. Su 3% de share (una media de 500.000 espectadores) puede parecer exiguo, pero se trata de un resultado más que aceptable para una cadena primeriza. Presentado por la sensual y siempre sonriente Patricia Conde (El informal, Lady Caña, Splunge), buena parte del éxito se debe a la sección del humorista Ángel Martín (La noche con Fuentes, Nuevos cómicos, El club de la comedia), una parodia de los programas rosas y, por extensión, de los periodistas especializados en hacer de tripas corazón. Reciclar la basura no es tarea fácil (los contenedores están a rebosar) pero esta pareja acusica y fustigadora se afana cada miércoles en una ecológica labor: transformar el detritus en humor. Tal es su éxito, que ambos serán los encargados de conducir la gala de los Premios TP que La Sexta emitirá el próximo 26 de marzo.
Su materia prima son los vídeos del colorín que ellos comentan con ironía y desenfado, evidenciando las malas artes del gremio: absurdas persecuciones en el aeropuerto, resucitaciones de muertos famosos, fe ciega en los polígrafos/pillamentiras... Las víctimas del programa no son Isabel Pantoja, Andrés Pajares o Mayte Zaldívar, sino María Patiño, Jorge Javier Vázquez, Carmen Hornillos y demás protagonistas del circo rosa, en el que los autodenominados periodistas del corazón despellejan a sus presas, dictaminan sin contrastar las fuentes, dan lecciones de moral y propinan patadas al diccionario.
Para estos «forenses del corazón», salir en Sé lo que hicisteis... supone enfrentarse a un espejo deformante que les devuelve una imagen patética de sí mismos. Ángel y Patricia (barcelonés y vallisoletana, ambos de veintitantos años) insisten en que ellos no son expertos en vísceras ni van de justicieros. No obstante, en la sesión de fotos no tienen inconveniente en acuchillar con saña una tarta con forma de corazón. Angelitos.
P. ¿Faltaba un programa que sacara los colores al Tomate y compañía?
R. Puede que ninguna cadena se atreviera a hacerlo antes, aunque tampoco es muy difícil hacer un programa que critique los espacios de cotilleo. Sólo hay que prestar atención y pillar los gazapos de los periodistas rosas (Patricia Conde). Pero no sólo vamos a la caza del gazapo, como quienes, en una peli de gladiadores, se fijan en un extra que lleva puesto un reloj digital. Tratamos de poner en evidencia ciertas actitudes y el tratamiento que se da a las noticias del corazón. (Ángel Martín).
P. ¿Intervienen en la búsqueda de vídeos o sólo los comentan?
P. C. Tenemos a unos chicos encerrados en una cueva, los redactores documentalistas, que no ven la luz del día porque están continuamente revisando programas del corazón. A veces les oigo conversaciones muy tristes; el otro día, una de las redactoras rompió a llorar porque no podía más: se había tragado tres ediciones de Dolce Vita (Telecinco) dos de Corazón de Milenio (Canal 7) ¡y todavía le quedaba por visionar un par de ediciones de Gente! (TVE-?).
P. Más que un trabajo, parece una auténtica tortura china. Pero muchos espectadores devoran este tipo de programas sin remordimiento de conciencia alguno.
P. C. No he llegado a ver ninguno entero; puede ser perjudicial para la salud mental.
Á. M. A mí me tienen que recordar el nombre de tal o cual colaborador. Una vez me paró la periodista Paloma Gómez Borrero [se refiere a Paloma García Pelayo] y no la reconocí, pero luego caí: la sacamos porque en Dolce Vita se las dio de erudita citando a James Joyce, aunque luego reconoció que la cita correspondía a Shakespeare. Me dijo: «Me sacáis cuando me equivoco y no cuando pido perdón».
P. Se alimentan de los despojos del colorín de otras cadenas. ¿Cumplen alguna función ecológica en esta cadena alimentaria?
Á. M. No tenemos espíritu de carroñeros ni ánimo de ataque. Sólo pensamos en pasárnoslo bien. Si damos con un momentazo gracioso, hacemos humor con eso. El criterio para seleccionar un vídeo es que sea divertido o dé para un sketch gracioso.
P. La hemeroteca no engaña, y puede ser muy cruel. En uno de los vídeos, Lydia Lozano le exige a gritos a Lara Rodríguez (ex asistente de Carmina Ordóñez): «¡Respóndeme a las cinco ‘W’ del periodismo: cómo, cuándo, dónde y a qué hora!». En otro, Jorge Javier Vázquez recrimina a la Pantoja que haya desenterrado la memoria de Paquirri para vender más discos, cuando él ejerce de asaltatumbas en dos programas...
Á. M. ¡Uff! A mí, Hormigas blancas o el Tomate [los dos en Telecinco] me parecen más tristes que divertidos. Sobrepasan todos los límites. Hay momentos cómicos, pero en general caen en el morbo sin motivo ni justificación y se erigen en jueces de la moral.
P. C. A mí el Tomate siempre me ha parecido más escatológico que gracioso. En general, todos explotan las miserias humanas.
Á. M. ¿Recuerdas el desmayo de Consuelo Alcalá en Dolce Vita, después de que su hijo, el que tuvo con Jaime Ostos, la repudiara como madre? Mientras caía al suelo, sonaba una música tenebrosa. Ella esperaba que el presentador estuviese cerca para desmayarse pero, en lugar de atenderla, Santi Acosta dio paso a publicidad. Le faltó decir: «¡A la vuelta de publicidad verán si se ha desmayado o se ha desnucado!».
P. «Malgasto mi talento destrozando a los demás / propagando mil mentiras / maquillando la verdad», canta Alaska en Criticar por criticar. ¿Es lo que hacen a pies juntillas los profesionales de la prensa rosa?
P. C. Sí; machacan a su víctima hasta que ésta no puede más. Y si se defiende dicen: «¡Vamos a machacarlo! ¡Por defenderse!».
P. Los periodistas del corazón, ¿ni son periodistas ni tienen corazón?
P. C. Hombre, hay algunos colaboradores que son periodistas, tienen el título y se jactan de ello, aunque están desencaminados. Yo misma tengo amigas periodistas a las que les han ofrecido este derrotero y han dicho que no por un tema de principios.
P. ¿Les importaría presentar Aquí hay tomate si se lo ofrecieran?
Á. M. ¡Ni de coña!
P. Pero hay gente que renuncia a sus principios por pasta...
P. C. No. A mí, si no me interesa un programa, me quedo en casa tranquilamente esperando una propuesta mejor.
P. Según el profesor Carlos Elías, autor de Los modernos alcahuetes mediáticos, «los autoproclamados ‘periodistas del corazón’ no dejan de ser cotillas, alcahuetes o correveidiles, con el añadido de ‘profesional’ en caso de que cobren». ¿Están de acuerdo?
Á. M. No todos son iguales. Algunos hacen correctamente su trabajo.
P. C. Hay gente muy válida y gente que debería dedicarse a otra cosa. Para ser periodista del corazón no hace falta haber estudiado una carrera; basta con participar en un reality.
P. A pesar de que se mofan de ellos, ¿no ayudan a darles más eco del que ya tienen?
Á. M. Puede, pero no creo que sea una buena publicidad para ellos... A mí al menos no me gustaría verme en un programa donde se burlasen de mí.
P. C. Yo no dormiría con la conciencia tranquila, pero a muchos de estos periodistas les encanta que la gente les pare por la calle y les pida autógrafos.
P. ¿No creen que están vacunados de toda crítica?
Á. M. No creo que Lydia Lozano se imaginara que acabaría siendo vapuleada por resucitar a la hija de Albano...
P. C. Si un colaborador de un programa rosa es educado y no grita, ni insulta, ni da caña..., le echan a los tres días.
P. Patricia, ha estado al otro lado de la barrera, sobre todo cuando fue pareja del tenista Carlos Moyá. ¿Le afectó la persecución de los paparazzi?
P. C. Qué va. Yo no tengo sentimientos [risas]. Nunca me sentí molestada. Cuando ya estás metida en el ajo dices: «Si no se me va la pinza y le doy normalidad, algún día me dejarán en paz». Y eso fue lo que hice, hasta que se aburrieron de nosotros.
P. Carmen Hornillos, que se dio a conocer en Crónicas Marcianas y hoy presenta Corazón de Milenio, ha sido elegida varias veces empleada de la semana por sus meteduras de pata. ¿Cuáles son sus méritos?
Á. M. Tiene un puntito entrañable. Es el tipo de persona contenida que de pronto estalla y te abre la cabeza con un bate de béisbol. Da las noticias como si retransmitiera un partido de fútbol: «Ahí vemos a Paquirrín... Ahora anda un rato por la acera... Vaya, ha vuelto a meterse en el coche...».
P. C. Como dice mi madre, habla un ratito antes de haber pensado. Pero la pobre está en una cadena local, con sólo dos cámaras fijas, no tiene un guión...
P. En el Tomate se llegó a decir que Manolete practicaba el estoque con presos de la Guerra Civil...
Á. M. ¿En serio? Me gustaría ver la noticia y hacer un chiste con eso.
P. ¿Qué detritus es el más abundante en estos programas?
P. C. Quieren tanta carnaza y trabajan tan deprisa que a veces se olvidan de contrastar la información. Les da igual difamar a la gente, no tienen corazón.
P. ¿Aguantarían los periodistas del corazón a un tribunal compuesto por famosos?
Á. M. Juzgan a diestro y siniestro, se creen superliberales, pero no sé cómo encajarían ser acusados de puteros o de malas madres. A veces dudo si son como se muestran o hay alguien desde arriba que les ordena: «O gritas más y dices que fulanita es una puta, o te echamos».
Entrevista a Ángel y Patricia en Supertele
Se resisten a ser famosos. Como si ahora pudieran. Patricia Conde y Ángel Martín no quieren ser pasto de los medios de comunicación ni objetivo de los flashes –ellos sabrán por qué–. Pero el aplauso de la audiencia de Sé lo que hicisteis…, por su sátira corrosiva de la prensa ‘rosa’ en La Sexta, los ha convertido en la pareja televisiva del momento. ¿Lo esperaban? Por supuesto que no, ellos sólo querían divertirse, hacer lo que de verdad les gusta…Con semejante prevención ante los colegas, pocas entrevistas conceden. Porque, “con sinceridad, dudo que por eso nadie vaya a conocerme más –argumenta Ángel–. Se hace un resumen de la charla y se resalta lo que a la revista le interesa. Luego lees: ‘Ángel Martín comía conejo de pequeño’. Y te preguntas ¿por qué cojones habrán destacado esto?”. ¿Sería de gastronomía? Patricia, cuyo rostro de niña buena y cuerpo de niña mala han ilustrado cientos de reportajes desde que en 1998 se estrenó en televisión como doble de Pamela Anderson, asiente: “Es verdad. Nunca se consigue reflejar lo que realmente eres. Es imposible. En la televisión pasa lo mismo, vende más que yo haga de presentadora loca con espíritu de una niña pequeña y que Ángel sea un enano, a conocer la verdad. Ni yo vengo a trabajar en un elefante rosa ni Ángel es tan bajito. ¿Mide 1,74!”. Y si ésta fuera una oportunidad de aclarar algún malentendido, pasan. No lo necesitan. Quizá esa distancia es lo que mantiene fresco su desafío diario y su lúcida mordacidad desde que se conocieron en La Sexta hace año y medio. La química fue instantánea y la compenetración ha ido a más: “En que en general nos reímos y aborrecemos lo mismo en la vida. Laboralmente, sabemos dónde está el sitio de cada uno y no intentamos pisarnos el terreno, como otros presentadores. Hay juego limpio”.
La misma mirada
Algo o mucho tiene que decir Andrés García Ropero, alias Bropi, que encontró en ¡Qué me dices!, de Tele 5, el filón de la sátira allá por los años noventa. Aquello fue un antes y un después: “Desde el principio, La Sexta quería crear un formato que tratase de modo diferente el mundo del corazón. Ángel había hecho una sección parecida en La noche de Fuentes y, con Pati queríamos contar aunque no había nada concreto. Parecía buena mezcla”. Y el resultado hoy es de un millón de espectadores. El público ha empezado a juzgar al que juzga con la misma óptica cómplice de Pati y Ángel. “Es que en la televisión pasa como en todo –dice ella–. No es fácil encontrar a alguien con quien estar a gusto todos los días. Nosotros tenemos la misma forma de afrontar el trabajo, nos divertimos , pero lo mejor es que nos complementamos”. Ángel lo confirma: “Patricia es muy generosa. Siempre está a favor del espacio aunque salga menos en pantalla. Y más importante para mí, a su lado sé que me puedo tirar al vacío que hay colchoneta”.
¿Cuánto durará el idilio?
“Lo que dure. Tenemos claro que ahora el programa va bien, pero si un día empieza a flojear, seguiremos igual de tranquilos. El éxito es relativo, lo importante es creer en lo que se hace”, aseguran robándose la palabra. Por eso ninguno tiene intención de volar a otro sitio: “Claro que te llaman, pero si estás cómodo y trabajas con amigos no le veo sentido a pensar en otras posibilidades. Hay ofertas que ni siquiera escucho porque sé que no me interesan”, asegura Ángel. Su compañera, sin embargo, es más cauta: “Por supuesto que han surgido cosas… Hoy soy fiel, mañana no lo sé”. Ninguno quiere acaparar el éxito del programa: “Somos colegas de trabajo no amigos de tomar cañas y esto es una labor de equipo, aunque nosotros estemos más tiempo en pantalla”. De 30 minutos semanales a 90 diarios. Al principio íbamos a llamarnos El ataque de los clones porque creábamos dobles de famosos. Ahora estamos acertando más”, recuerda el director. Lo que siempre se ha mantenido intacto ha sido el espíritu crítico hacia periodistas y contertulios, según Ángel. “El público es un guía para saber el camino a seguir. Pero la reacción de la gente que sale en pantalla, de los famosos, sinceramente, me trae al pairo”.
Cortesia SLQH online
Entrevista teleprograma:
Es el espacio fetiche de La Sexta, y ellos lo saben. Patricia Conde y Ángel Martín recuerdan su epoca de estudiantes, entre pellas y recreos, con motivo de la nueva temporada de Se lo que hicisteis la Última semana.
Teleprograma: ¿Cómo se presenta este curso escolar?
Patricia Conde: Como todos. Se acabaron las vacaciones, pero siempre te hace ilusión estrenar el material escolar.
Ángel Martín: Me hace ilusión la primera semana
TP: ¿En que materias destacaban en el colegio?
A. M.: En falsificar notas. Se me ha quedado el deje de la firma de mi padre.
P. C.: Se me daban muy bien la historia y la gimnasia, sacaba sobresalientes.
TP: Entonces, ¿no eran de los últimos de la clase?
A.M.: Sí, del final. Igual no el último, porque siempre había alguno peor.
P. C.: Siempre fuimos los últimos de la clase. Yo era la más lista del recreo.
TP: ¿Por qué harían pellas en este programa?
A.M.: Haces pellas cuando algo no mola.
P. C.: Por nada. Aquí te sientas en la silla y se te olvidan las enfermedades.
TP: ¿Qué les dirían a los que los acusan de copiar?
A.M.: Cuando reconoces desde el principio que no es tuyo, no es copiar.
P. C.: Gonzalo Miró utiliza videos que ya ha cogido Ángel en su sección! Eso si es copiar.
TP: ¿A que programas están enganchados?
A.M.: A mi me gusta Noche sin tregua, de mi amigo Dani Mateo, en Digital+.
P. C.: Me encantan La hora chanante y Prison Break.
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